Unos niños jugaban en la playa con unas gaviotas. Las aves venían sin ningún temor a posarse en los brazos de los chiquillos, que bailaban con ellas.
Cuando regresaron a sus casas, por la noche su padre les dijo:
-Me he enterado de que habéis estado jugando con las gaviotas. Coged algunas mañana para que también yo pueda jugar con ellas.
Cuando al día siguiente los niños se dirigieron a la orilla del agua, ninguna gaviota vino a volar cerca de ellos. Se quedaron lejos, planeando por los aires.
Los pájaros presintieron que querían apresarlos. Algunas cosas son a veces maravillosas, pero cuando uno quiere hacerlas suyas, pierden toda su magia, ya no nos pertenecen. Se diría, paradójicamente, que no son nuestras más que cuando se hallan fuera de nuestro alcance, cuando no las poseemos.
Raquel Zimmermann fotografiada por Mert Alas and Marcus Piggott parar Vogue Japón Julio 09.
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